"La Cafetería de la Chispa Divina y el Carrito de Flores"

 

En un rincón mágico del pueblo, donde cada día florece el amor por la naturaleza y la bondad, se encuentra la **Cafetería Centelha Divina**. Sus paredes de vidrio brillan como un espejo donde se reflejan las almas de quienes la visitan. Esta cafetería no es como las demás: es un lugar especial donde las personas se reúnen para compartir sueños, sembrar bondad y encontrar el verdadero propósito de sus corazones.


Justo frente a la cafetería, cada sábado, llega Doña Florinda, una mujer de cabello plateado y sonrisa amable. Lleva consigo un carrito lleno de flores de todos los colores: girasoles dorados, rosas rosadas, orquídeas azules y delicadas flores silvestres que iluminan la plaza. Doña Florinda no sólo vende flores, sino que reparte esperanza y alegría a todo aquel que se detiene a comprar una.


Un día, llegó a la plaza un joven llamado Esteban, con el corazón cargado de preocupaciones. Había perdido la fe en el amor y el entusiasmo por la vida. Al ver a Doña Florinda y su carrito de flores, sintió una pequeña chispa de curiosidad y decidió acercarse.


—¿Por qué vendes flores aquí cada semana? —le preguntó.


Doña Florinda sonrió con dulzura y le respondió:


—Cada flor que vendo lleva una semilla de bondad. Cuando alguien las recibe, esas semillas florecen en su corazón y les recuerdan el poder de la naturaleza, la belleza y el amor que nos rodea. Todo lo bueno está en estas pequeñas semillas, si uno decide cuidarlas.


Esteban eligió una orquídea azul y la guardó con cuidado. Esa noche, mientras bebía una taza de café en la cafetería, se encontró rodeado de personas que compartían sus historias, sus penas y sus sueños. Fue entonces cuando comprendió que no estaba solo y que cada uno de ellos también tenía una pequeña semilla de bondad en su interior, esperando florecer.


Con el tiempo, Esteban regresó cada sábado a la cafetería y a la plaza, donde, junto a otros corazones, aprendió a cultivar su propia “semilla del bien”.


La plaza, el carrito de Doña Florinda y la cafetería de la Chispa Divina se convirtieron en un lugar de encuentro, donde cada flor y cada café eran un recordatorio de que la bondad florece cuando compartimos nuestras historias y abrimos nuestros corazones.


**Moraleja:** A veces, sólo necesitamos una pequeña chispa para encender la luz en nuestro interior. Si cuidamos las semillas de bondad que encontramos en los demás, un jardín de amor y esperanza crecerá a nuestro alrededor.



 


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